Las aguas rebeldes by Sara Raasch

Las aguas rebeldes by Sara Raasch

autor:Sara Raasch
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Juvenil, Fantástico
publicado: 2018-08-06T22:00:00+00:00


16

Ben se sentó en el escritorio de su sala de estar, encorvado sobre el pergamino y la pluma. Escribió hasta que su visión se desdibujó, la vela ardió baja y cada músculo de su espalda pedía alivio.

De las más de cincuenta variedades de magia botánica nativa de Gracia Loray, los inquisidores descubrieron que cuatro eran lo bastante puras como para curar personas.

Una bandeja con pescado al ajillo y tomates se deslizó sobre su escritorio.

—Come —indicó Jakes.

Ben no alzó la vista, exprimía su cerebro para extraer cada gota de conocimiento mágico.

Varios textos de Gracia Loray afirman que hay más, pero algunas, como el helecho soporífero, han resultado ser demasiado peligrosas, dado que sus efectos causan daño o alientan los pecados de los excesos y la intoxicación. Las santas son: la raíz purificante, la curatea, la salvia poderosa y el aloe flauta.

Jakes colocó las manos en la mesa y la llama de la vela tambaleó.

—Dime lo que necesitas —susurró él—. Permíteme ayudarte. Déjame entrar.

Ben cerró los ojos. Necesitaba provisiones. Necesitaba un laboratorio nuevo. ¿Podría aún usar el dinero mecht? También necesitaba plantas, aunque dudaba que su padre le diera más.

Pero necesitaba eso ahora. Antes de que Elazar llegara y diera órdenes. Antes de que Ben perdiera su impulso débil de cambio y los defensores lo llevaran a una hoguera de la misma forma en la que él había estado viviendo todos esos años: solo y asustado.

Aunque… eso no era verdad. No había estado solo.

La respiración de Jakes era tranquila y rítmica.

Ben continuó escribiendo, obligándose a recordar todo lo que Rodrigu una vez le había enseñado.

La curatea y el aloe flauta combinados curaban forúnculos. El resultado era instantáneo cuando se aplicaba sobre la piel en una pasta y se la embebía en un tónico licuado.

La salvia poderosa y la curatea curaban la influenza: también aplicadas en pasta y tónico, pero esto sucedía después de repetir el proceso dos días.

Jakes sujetó la mano de Ben y alzó la pluma. Él alzó la cabeza con ella.

—Esto es lo que soy. —Ben habló para que Jakes no lo hiciera—. Un siervo del Dios Piadoso, haciendo la voluntad de nuestra Eminencia.

Hasta que él decida que lo que hago es un pecado. Hasta que revele su verdadera motivación, que siempre fue llevarme a la hoguera.

—Lo sé —dijo Jakes—. Caminas como si el destino de las almas de tu pueblo dependiera de tus acciones. Es una de las cosas que hicieron que me enamorara de ti: te importa de una manera que pocos sienten en Argrid. De la forma en la que lo sentía mi familia. —Jakes esbozó una sonrisa torcida—. Cuando veo tu devoción, oigo la voz de mi hermana, hablándole de honor y lealtad a Argrid. Un día, serás el rey que Argrid necesita. Gracia Benat.

Jakes sonrió, esperando que Ben se sintiera honrado. Pero su corazón dio un vuelco.

¿Me querrías si conocieras aquello en lo que creo?

La pregunta hizo que se reclinara en la silla. Cuando todo quedara reducido a la voluntad de Elazar o la de



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